Mejorar nuestra autoestima lleva tácitamente integrada la asertividad, ya que comenzamos a utilizar nuestra voz interior de tal manera que nuestro progreso es influenciado por la toma de decisiones para enfrentar nuestro entorno. Saber decir que «NO» en pos de nuestro bienestar y control emocional en ciertas situaciones, saber responder sin ser hirientes o agresivos, saber hablar y no quedarse en un estado de sumisión, entre otros, son acciones y decisiones de un modo asertivo de comenzar a comunicarnos, lo cual se comienza a traducir en una mayor autoestima, seguridad y control.
A través de pequeños logros comunicacionales, comenzamos a fortalecernos y de atrás se integra «La Motivación» a esta trilogia virtuosa de desarrollo, cuando percibimos el bienestar personal que comienza a florecer en pequeños pasos, generándonos cierto nivel de control y satisfacción, al darnos cuenta de nuestro real valor como personas.
Pequeñas acciones, como caminar erguidos, mirar de frente, dar una mano segura, hablar con tranquilidad, equivocarnos y reírnos, entre muchas otras mínimas acciones, son las palabras del cuerpo que podemos incluso comenzar a utilizar ficcionándo como ejercicio para comunicar a nuestra mente como queremos sentirnos. La asertividad es seguridad y la seguridad autoestima, sin olvidar la motivación que nos ayuda a emprender con una primera decisión y luego nos empuja en cada pequeño gran logro para seguir al siguiente.
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