Una buena comunicación se asienta en nuestro Valor Personal. Tenemos un  histórico de contra-entrenamiento constante en nuestro cotidiano. Dicho de otra forma, es como si reforzáramos día a día una mala comunicación, al no tomar consciencia que este «Valor personal» se encuentra menoscabado al desarrollarlo y afirmarlo de manera externa.

Cuando hablo de Valor personal me refiero a la «autoestima» y su configuración, pero prefiero la definición de «valor personal», al ser más simple y directo para poder observarnos y determinar «que tanto me valoro».

Vivimos en una sociedad exitista, y muchos de los referentes que creemos válidos para atribuirnos un valor como personas vienen del exterior y se relacionan a un fuerte materialismo económico.

Me siento inferior en mi valor personal al no tener éxito (según lo gráfica la sociedad), al no tener un mejor trabajo, una mejor posición social, una mejor educación, etc.

Cuando nuestro valor personal, se asienta en referencias externas, nuestra comunicación o calidad comunicacional se condice con esta falta de valorización, y esto lo podemos ver claramente en los problemas que tenemos para comunicarnos, entre otros, para decir o expresar lo que sentimos, al hablar con personas que tienen mejor posición laboral o económica, al tratar de opinar y ser escuchados, etc.

En esta condición siempre prevalece un sentimiento de inferioridad que con el tiempo, se va transformando en frustración, al no poder expresarnos como quisiéramos.

Por supuesto exponerse a hablar en público pasa a ser casi un imposible. La sensación de juicio y crítica que sentimos proyectada desde los demás (en nuestra mente), nos inhabilita para expresarnos y nos produce grados de ansiedad que van desde un simple enrojecimiento de rostro, hasta querer salir arrancando de una situación de este tipo.

El Valor personal en su mejor configuración, se debe entender como el valor intrínseco que tenemos por el solo hecho de ser quien somos, personas normales, y como tal, personas que se pueden equivocar, que pueden no saber, que pueden no tener la respuesta a cualquier cosa, que pueden tener cualquier condición, pero que se merecen todo el respeto de los demás y todo el respeto a sí mismos por el solo hecho de ser.

Debemos tomar consciencia y descubrirnos como personas que en su constitución personal lo tenemos todo. Y todo lo demás es un motor o un medio para desarrollarnos según nuestras propios objetivos, metas y sueños.