Asumir un Desafío es salir de nuestra zona de confort.
Podemos aseverar con mucha certeza que gran parte de las personas presentan serias dificultades a la hora de lograr una buena comunicación oral y para hablar frente a terceros y/o públicos.
Son variados los factores, partiendo por el hecho que no hemos tenido una preparación a lo largo de nuestra vida. Los colegios, institutos y universidades no han considerado está materia como parte de sus programas, tal vez recientemente algunas entidades lo han hecho, pero la demanda supera la poca preparación, y nos enfrentamos como estudiantes y trabajadores a un requisito que en la mayoría de los casos, nos lleva a perder grandes oportunidades.
La Oratoria se transforma en un desafío personal el que no todos están dispuestos a superar. Temor, miedo, ansiedad, pasan a ser sinónimos de estados emocionales que se conjugan para limitarnos.
Tomar la decisión no es fácil, pero quienes se atreven, en su mayoría lo han logrado, y nos referimos a procesos vivenciales reales que hemos podido comprobar en nuestros cursos y entrenamientos.
Lo que no hay que olvidar, que como todo proceso de aprendizaje requiere tiempo, dedicación y constancia. Para lograr buenos resultados debemos estar conscientes de lo que buscamos para predisponernos a entrar en una actividad que requiere que nos abramos emocionalmente para lograr gestionar estas propias emociones, conjugarlas con el trabajo corporal y vocal, unificando todo en lo que será nuestra exposición o discurso.
Ya sea en la interacción uno a uno, o hacia públicos, el trabajo es integral. Tener un buen manejo comunicacional no es algo que podamos limitar a un área de nuestras vidas. Nos amplificamos comunicacionalmente afectando cada uno de los ámbitos en que nos movemos.
Tal vez sí lo más desafiante parece ser enfrentarnos a públicos, sin embargo el trabajo real apunta o afecta todo, mejorando cada una de las instancias donde interactuamos con terceros.
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