Este apartado es una referencia general en cuanto a “comunicación asertiva” y el trabajo sobre las emociones.

Para dominar este tipo de comunicación necesitamos practicas adicionales ya que su configuración esencial inicia con el control de nuestra autoestima, un factor emocional que debe ser tratado y considerado de manera especial y con cuidado.

Debemos entender que comunicar asertivamente significa estar conscientes de nuestras emociones, tener capacidad crítica y de análisis para lograr comprendernos en un entorno de hechos y sucesos exentos de interpretación emocional para su buen resultado.

Pero si bien es una referencia general, podemos perfectamente comenzar a entender y practicar partes esenciales para encaminarnos en este proceso.

Como nos comunicamos

Nuestra comunicación cotidiana oscila entre dos polos o estados emocionales: “pasivo y agresivo”. No importa el ámbito en que nos encontremos, vamos de polo a polo sin mediar el impacto que tiene esto para nosotros mismos o para terceros con quienes nos relacionamos.

ESTADO PASIVO

Cuando hablamos de un estado “pasivo” de comunicación, nos referimos a todas las veces en que no hemos sabido cómo responder y preferimos quedarnos callados “para no incomodar”, “para evitar problemas”, creyendo que es la mejor manera de solucionar algo o simplemente restarle importancia.

Evitamos comúnmente expresar lo que realmente estamos pensando o sintiendo pasando a un segundo plano nuestras necesidades e ignorando nuestros propios derechos, lo que nos quita honestidad y sinceridad, generándonos habitualmente “frustración”, al no poder expresarnos como queremos.

Finalmente lo único que conseguimos es perder confianza en nosotros mismos y nuestra autoestima se ve dañada.

ESTADO AGRESIVO

Lo más común es que se confunda  la agresividad con la asertividad, porque no tenemos mayor referente ni práctica. Una persona que pasa a llevar a los demás, que habla o contesta de manera de manipular o someter a otros, es alguien agresivo. Humillar, hacer quedar mal a otros, tratar de someter, no saber escuchar, querer imponerse en razón, es el perfil de alguien que se comunica agresivamente.

Si bien todos debemos poder expresar nuestras ideas, sentimientos, emociones, así como hacer valer nuestros derechos, no podemos hacerlo a costa de los demás, hiriendo, humillando, sometiendo.

No se trata quién tenga la razón, se trata de saber comunicarse, hablar para entenderse y llegar siempre a buenos resultados.

En cualquiera de los dos casos, agresivos y pasivos, están demostrando una autoestima baja o dañada, y en nuestra forma de comunicarnos dejamos ver nuestro resentimiento, odio, agresividad, rabia, ya se expresándolo o quedándonos con todo adentro a la espera del momento en que reventaremos.